Sospechas, que en mi triste fantasía, puestas, hacéis la guerra a mi sentido,, volviendo y revolviendo el afligido, pecho, con dura mano noche y día;, ya se acabó la resistencia mía, y la fuerza del alma; ya rendido, vencer de vos me dejo, arrepentido, de haberos contrastado en tal porfía., Llevadme a aquel lugar tan espantable,, que, por no ver mi muerte allí esculpida,, cerrados hasta aquí tuve los ojos., Las armas pongo ya, que concedida, no es tan larga defensa al miserable;, colgad en vuestro carro mis despojos..

BÚSCAME Y ORDÉNAME I (GARCILASO DE LA VEGA)

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